Los restaurantes son los negocios que más están en el punto de mira, más que nada porque lo que ofrecen a la gente debe ser de buena calidad si quieren que su negocio siga a flote, sobre todo en el tema de la comida es donde más atentos deben estar, quien no quiere sentarse a comer y meterse en la boca auténticos manjares, por regla general la materia prima la compran de la mejor calidad para que así sus clientes puedan degustar los mejores platos y hacerse así con una buena clientela de confianza. Tener abierto un restaurante y triunfar cada día no es fácil, son muchas las personas de todas las clases que entran a comer y cenar y no a todo el mundo le gustan las mismas cosas, ponerse una coraza al entrar a trabajar es importante ya que por un lado lloverán felicitaciones y por otras duras críticas así que es necesario saber lidiar bien con la gente para que el día sea lo más ameno posible.
Yo lo tengo claro cuando la gente entra a mi restaurante lo hace como un radar, en busca de las primeras faltas, encontrar cosas que les desagradan muchas veces parece ser uno de sus hobbies, aunque es verdad y he de reconocer que son los menos y que el resto solo entra con ganas de pasar un buen rato y disfrutar de una buena comida. Cada día vas aprendiendo cosas nuevas, cuando yo abrí mi restaurante había muchas cosas que no sabía, y que he ido aprendiendo poco a poco, suelen decir que de los errores se aprende y es la pura verdad ya que te vas dando cuenta en que fallas y en que debes mejorar.
Por ejemplo, un fallo que creo que yo tenía era la de que los camareros se aprendieran la carta de memoria, además había muchos platos entre primeros y segundos y entre el jaleo y la gente que se juntaba siempre se olvidaba algún que otro plato por cantar y que la gente se quedaba sin probar. Hasta que me di cuenta de que todo era mucho más sencillo, una forma de que los clientes tuvieran a mano la carta era metiendo cada hoja en soportes metacrilato una forma elegante y a la vez curiosa de que todos supieran lo que teníamos y de que las hojas nos duraran mucho más de lo que pesábamos porque estaban mucho mejor cuidadas. Pequeños detalles que los clientes sí que tienen en cuenta.